Me dirigía al departamento. Ya estaba convencida en que había hecho lo correcto, pero aun así preferí pasar por el parque y pensar bien las cosas y lo que más me importaba era como me sentiría después de que todo acabara. Me dolía saber que me iría sin que Bill lo supiera, y que tal vez durante ese tiempo el podía conseguir algo mejor, situación que me atormentaba ligeramente.
2:43 p.m.
Había llegado al parque, solo quería estar sola en esos momentos. Ya la compañía de Bill no me iba a servir en ese momento, de por sí la decisión la había tomado ya, y no podía cambiarla.
Tome asiento en una de las bancas del parque, donde el cielo y el Sol la iluminaban, podías echar tu cabeza hacia atrás y veías todo el cielo y las nubes. Entonces lo vi llegar, sentándose junto de mí, sin invitación alguna.
―Jennifer –me dijo.
―Hola, ¿qué haces aquí? –fue lo más lógico que se ocurrió decirle. Lo voltee a ver.
―Fui a buscarte a tu departamento y no estabas, lo más que se me ocurrió es que estabas aquí.
¡Vaya! Que listo era Bill, la verdad me conocía a la perfección. No podía creer que si lo tenía frente de mí, ya que yo pensaba que era un 10% de probabilidad que ese día lo iba a ver.
―Ahora si me dejaste anonadada –sonreí.
―Gracias –se sonrió.
―¿No deberías estar en la fiesta de Georg?
―Sí –hizo una pausa―, espera ¿y tu cómo te enteraste? –pregunto.
¡Qué tonta! No debí de haberle dicho eso, ahora Bill va a preguntarse ¿con quién hable? O ¿por qué se sus planes?, no pretendía que imaginara que lo ando siguiendo o espiando.
―Mm me entere de que hoy era cumpleaños de él y supuse que tendría una fiesta.
―Me sorprende que lo supieras.
―Sí pero bueno, no importa. Mejor ve a la fiesta y yo me voy a mi departamento.
―¡Espera! Vine para algo y no solo para ver que te vayas.
―¿Qué me vaya a dónde? –pregunte entre risas.
―A tu departamento –respondió obviamente.
―Ah claro, mm bueno dime lo que me querías decir y acabemos de una vez.
―De acuerdo –dijo seriamente―, el miércoles ¿quisieras salir conmigo? Algo normal, sin rodeos y todo directo.
―No puedo, tengo mucho que hacer –baje la mirada.
―Entonces al día siguiente, con que sea pronto –insistió.
―¡No Bill! No puedo ¿sí? No puedo esta semana, ni la que sigue.
―¿Entonces cuándo?
―Dentro de dos meses.
―¿Qué? –solo vi como su cara se puso con un gesto de ‘estas bromeando’.
―Es la verdad, no puedo. Lo lamento, pero tendrá que esperar esa salida que tenías planeada –dije seriamente.
―Está bien, no importa, yo me tengo que ir porque tengo planes. Nos veremos luego Jennifer –se paro y se dio media vuelta.
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